TESAURO

CRONOLOGÍA

ARCHIVO F.X.

MÁQUINA P.H.

LA INTERNACIONAL

PEDRO G. ROMERO

A

B

C

D

E

F

G

H

I

J

K

L

M

N

O

P

Q

R

S

T

U

V

W

X

Y

Z

#

$in título

2 de mayo de 1937. Cualquiera es dinero. Una idea era poner en el billete el rostro de una mujer del pueblo, ni santa, ni heroína alguna. Emisión del ayuntamiento. Perpètua de Moguda, antes Santa Perpètua de Mogoda. 2700 habitantes. Provincia de Barcelona. Con partido judicial propio. Imprenta del Centre Administratiu Municipal de Barcelona. Edición de 10.000 unidades. Billete marrón de 1 peseta. Existe también marrón de 50 céntimos. 65×104 mm.

 

6 de mayo de 1992. Todo tiene un precio. ¿Participación en tecnología y desarrollo? Ahora puedes conseguir tu collar. Cómpralo con este billete en la calle Harinas 5. Cartel pegado por las calles del centro de la ciudad y edición de un billete repartido, igualmente por las calles, oficinas, bancos y peluquerías. Entrega de un objeto-regalo a cambio del billete en la sala de documentación. Victoria Gil [1]. Sevilla. El artista y la ciudad. Billete violeta de 8×15’5 cm.

______________________

A punta de pistola fue asaltado el templo y las gentes del pueblo se cebaron especialmente con los seis plafones procedentes de una tabla del siglo XV con la vida de Santa Perpetua, tantas veces puesta de ejemplo por el Mosén Josep. Jugaron con estos a corridas de toro, tal y cómo había muerto la mártir Perpetua. La decisión municipal inmediata fue quitar a la villa el nombre de la santa y dejarlo en Perpetua a secas. Llegando el mes de mayo se había acordado en el ayuntamiento emitir moneda propia. La sugerencia de poner el rostro de una ciudadana cualquiera en los billetes fue bien acogida, en la línea de reescribir la condena a que habían estado sometidos en el pueblo con la mártir cartaginesa. Una señorita del pueblo, con el reincidente nombre de Perpetua por cierto, famosa en Barcelona por su belleza fue elegida para ilustrar los vales municipales. El dibujo lo realizó un artesano de la industria textil. La ilustración circuló también en catálogos de modistillas, azucarillos y calendarios.

 

Victoria Gil plantea esta obra como una escultura social motivada por el deseo de producción de un espacio anarconómico. Y patentizar, a la vez que hace plástica, o visualiza, la discriminación: fenómeno todavía existente en nuestra sociedad patriarcal y orientada al valor del dinero. También muestra un desacuerdo con la territorialización del cuerpo como se ha presentado por la sociedad. La necesidad que el/la consumidor/a siente por los objetos es creada por el deseo, pero es un deseo manipulado que se coloca y moldea dentro de la realidad natural y social. Utilizando el deseo, como concepto y motivo, diseña un estado de campaña publicitaria por medio de la edición de un cartel cuya imagen presenta el glamour de los objetos de consumo –se trata de la imagen de una gargantilla dorada sobre un hermoso expositor de terciopelo rojo en forma de cuello- y de los billetes que anuncian el posible canjeo por la gargantilla en un lugar de la ciudad, en este caso la sala de exposiciones.