TESAURO

CRONOLOGÍA

ARCHIVO F.X.

MÁQUINA P.H.

LA INTERNACIONAL

PEDRO G. ROMERO

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La moneda viviente

8 de abril de 1932. La conocida foto del macetero está tomada en el patio del convento de San Cayetano. El busto calcinado de la Virgen de la Hiniesta aparece rodeado por un grupo de hermanos, entre ellos Guillermo Carrasquilla, a la derecha de la Dolorosa. La feria de Sevilla. Julio Romano. Edita Mundo Gráfico. 1932. Archivo Hiniesta. Foto Sánchez del Pando.

 

19 de abril de 1969. Conocida imagen del grupo en la habitación de las barras paralelas. Aparece maniatada Roberte, sometida a placenteras vejaciones, rodeada por un grupo de actores, entre ellos Pierre Klossowski tomándola del brazo derecho. La moneda viviente. Pierre Klossowski [1]. Éditions du Terrain Vague, 1970. Imágenes de Pierre Zucca. Foto Michel Nguyen.

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Son los tiempos modernos los que están terminando con las creencias del pueblo, con sus hábitos y formas de vida más arraigadas. El ferrocarril, la industrialización, el comercio, los nuevos sistemas de instrucción y las populares verbenas están induciendo un cambio moral, acaso porque las máquinas y los pasodobles traen una moral propia. ¿Cómo se ha tornado en odio lo que sólo era amor? No ven ahora en el rostro de la Señora otra cosa que un objeto, más o menos artístico. Un patrimonio cultural, como también lo quieren llamar. Nadie aprecia ya en su rostro una madre, una hermana, una novia. La muchacha de dieciséis años con que paseábamos. Y el hombre no vive sin ilusiones, que son nuestro despertador y nuestra energía diaria. Ven un pedazo de madera donde sólo hay amor.

 

Desde mediados del siglo diecinueve y en nombre de la vida, fueron lanzados muchos anatemas contra los estragos de la civilización industrial. Imputar a los medios de producción industrial una acción perniciosa sobre los afectos es, con el fin de denunciar su influencia desmoralizante, reconocerle una potencia moral considerable. ¿De dónde proviene pues esta potencia? Del hecho de que sólo el acto de fabricar objetos pone en duda su misma finalidad, ¿pues en qué difiere el uso de los objetos útiles del uso de los objetos producto del arte, «inútiles» a toda subsistencia? Nadie pensaría en confundir un utensilio con un simulacro, a menos que sea en tanto simulacro que un objeto posee un uso necesario.